Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

9.26.2010

Fin de semana caliente


Me despierto tarde tanto sábado, como domingo, todo por charlar a altísimas horas de la madrugada, escuchar radio y más; sin embargo no me quejo. Entre sacar al perro del infierno a pasear, hacer la labor existencial y cocinar, se va el fin de semana y ahora es domingo por la noche, donde puedo contar que lo que más me gusta de estar sola es cocinar.
Me levanto, a pesar de que no quiero, pero el perro del infierno debe salir a hacer. Vamos a pasear por el vecindario, vecinos ocultos o vecinos salientes. El perro es feliz de oler la calle. Yo, de menos, estiro mis piernas. Regresamos a la casa, me preparo a desayunar, pero antes subo mis cosas para la labor existencial.
Desayuno y después: Lectura y notas.
Para ese momento, ya sé lo que habré de comer.
Pasan horas y horas, hasta que la tripa cruje. Me quito de mi sitio y empiezo a cocinar, no del todo, porque prefiero antes llevar al perro del infierno a caminar.
De nuevo y de regreso, el perro es libre de la correa y yo, de cocinar.
Un día, sopa de pescado.


Y en la noche, mi imaginado "pan de comal", hecho de harina de maíz, un poco de harina de trigo, azúcar, mantequilla, canela, huevo y agua.



Otro día, gorditas de guisado del jueves.



Aunque confieso que su forma no es óptima, pero lo intenté. Miren que manejar la maseca no es más fácil; es mejor hacerlas con masa de tortillería normal.
Es un fin de semana caliente porque, como he estado sola, yo he tenido el control de las ventanas y las he abierto y cerrado a placer, según mi temperatura lo ha requerido.
Y ahora estoy aquí, escuchando radio alemana, tras haber escuchado todo el día mi radio gabacha de confianza.

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