Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

8.30.2010

La Uni de Vermont.


En la Uni tomaré clase de Deutsch y de literatura de la frontera, nomás a ver que pasa, a ver qué se me pega. Entro al edificio con la profesoressa, veo los cursos a tomar, apunto dónde y cuándo, están en el mismo edificio.
Con nervios entro al deutsch, qué tal si van muy avanzado, no parece; si se me hace poco, porque hablé ya con la Lehrerin, buscaré otro curso. Todo bien, los compañeros normales y veraniegos.
Calor. Bochorno. Justo ahora mi cuarto está lleno de vapor por la alberca del vecino.
No quiero llenarme de clases, recuerdo el comentario de mi Gato de querer hacer todo y no poder cumplir con el objetivo otro, así que a lo sumo, tomaré tres, que de todos modos, me obligarán a ir a la Uni de lunes a viernes.


De regreso con la profesoressa pasamos a comprar alimento para su perro infernal, bastante bipolar y maleducado (no tanto, pero no me gustan los perro que intentan morder la mano que los alimenta) y yo, en mi felicidad, veo muestra gratis ¡gratis! de pan, que me hace después caer y comprar un muy bonito pan verdadero a $1.99.



Y mientras avena hago, leo a Adorno, poquito en realidad, quiero empezar otro libro, que si empiezo con éste, jamás acabaré.


8.29.2010

Caminata bajo el sol.


Dice: 31ºC, la verdad, lo creo a medias, porque se siente más calor afuera. No importa, el domingo es para descansar, dicen y yo creo mi descanso con ardua caminata por la North Ave. hasta ver dónde llego. Paso la iglesia, paso el supermercado, llego a un semáforo en una loma y cruzo la calle. El bochorno se siente intenso, supongo que estoy ya cerca de la laguna y el agua que se evapora con este sol sin nubes me proporciona el sudor de humedo-caliente que tanto asusta a mi profesoressa.



¡Ah! Pero ahora voy sola, solitita, porque ella tomaba la sienta y no se le veía las ganas de salir y yo, aburrida desde ayer, ganas ya tenía de pisar otro suelo y más ganas, de tomar el sol mientras movía mis piernas.
Entro al súper, porque quiero ver los precios y las cosas frescas. Sí hay aguacate de México, sí hay chile, papaya, piña, chayote de Costa Rica. No, nada de eso compro, porque en casa hay aguacate, piña y chile. Me hago de papa, cebolla y una cabeza de ajo (aus Mexiko), porque eso sí necesito para cocinar. Mi madre anoche, porque le hablé para preguntarle por mi gata, me presumió los elotes, así que elotes compro. Sweet Corn, 19 cents each. Miro cómo los gringos le quitan todas las hojas y los pelos para llevarlos limpios; sólo puedo pensar que yo no hago eso, que me enseñaron que los elotes se cocen con unas cuantas hojas para agregar sabor. Claro, le quito algunas hojas, pero no todas.
Compro también un poquitito de carne, porque yo quiero carrrrrne. Pago.



De regreso el sol no estuvo menos potente y sí más poniente; en mi cara, sobre mi vestido, acalorándome toda. Qué feliz. Si el amable lector no lo sabe, soy una persona de sol y caminar bajo él no me asusta, a pesar de dar pasos más lentos, a pesar del sudor, y más feliz soy cuando, al hacer calor, tengo la ropa ligera y me puedo airear un poco.



En el último tramo de mi camino, un poco antes de entrar por el pasadizo del bosque umbrío, encuentro mi primer naipe de los States.





8.28.2010

Pocas fotos, pocas palabras.


Prendo el radio, sí, mi vicio de jotiar porque quiero reír un poco. Acá río poco, sólo por las noches con mi gato y ocasionalmente de día. Necesito reír como tonta a veces, ¿quién no? ¿quién no quiere obtener buena arrugas por sonrisas prolongadas?
Mi vicio jotito, luego la Rojas que no me gusta, luego Denise Maerkerrrrr, con las noticias alentadoras de México, los errores de los gobernantes, las negativas de las escuelas a poner autobús que lleva niños, las matanzas, las fotos coladas a los periódicos: todo lo que inspira al mexicano fuera de esa patria a tomar el sol en otras latitudes.
Salgo a pintar mis piernas y leer y leer y leer hasta que se pone el sol. Hambre. Un sandwich y luego los X-Files auf Englisch, para que no diga el respetable que soy perezosa. Mi programa favorito de la tierna adolescencia acaba y subo a hacer sopa. Sopa de Avena:


Como y la professoresa tiene El espinazo del diablo, ésa mi película favorita de Guillermo del Toro y luego. Y luego aquí estoy, escribiendo una entrada.


8.26.2010

Das/A Gift


Si miran bien, en el horizonte está la Laguna.


¿No es curioso que la palabra 'Gift' en alemán sea 'veneno' y en inglés, 'regalo'?
Me quedaría con la traducción alemana, nada más porque el alemán me gusta mucho más, pero como esto sí es un regalo, tendré que usar la traducción inglesa (guácala inglés).
Despierto, hoy voy a ver esa biblioteca, a ver qué tan buena es, a ver qué tan bonita es. Sí despierto, me baño, desayuno, salgo con la profesoressa hacia la Uni. El campus de la Uni es grande, tiene edificios varios, pastos, bancas, más edificios varios, un edificio para estudiantes, mapas, señalamientos, baños, bebederos, estudiantes, profesores y yo, caminando por el edificio ése llamado Davis Student Center, viendo que hay comedores, cafés, copias, salones grandes, librería, gente, gente, gente.



Salgo porque la profesoressa se supone ha de verme afuera de la biblioteca. No está, camino hacia el Waterman Building, edificio donde ella está, pero me quedo jugando un poco entre los pastos y las bancas y la brisa se-aproxima-una-tormenta. Luego regreso, reflexiono sobre otro tema, uno propuesto para un tal Foro Hispánico y mejor me quito esas ideas de la cabeza. A la banca frente a la biblioteca a leer, poco, porque llega la profesoressa y entramos a la biblioteca.



Sé que esta biblioteca sería amada por mi Gato, es grande, silenciosa, luminosa y con muchos, muchos volúmenes que ella gozaría en manosear con sus garritas mulliditas. No crea el lector que solamente hay libros en inglés, no, también hay en otros idiomas, en alemán, por ejemplo. Busqué Gesammelte Schriften de Walter Benjamin y sí están todos los seis (¿o siete?) volúmenes completitos.



La biblioteca huele como la biblioteca nacional de CU, esa muy bonita, espaciosa y vacía biblioteca que también tiene una divertida hemeroteca y tal vez por eso, el detalle del olor, sea que en realidad me haya gustado esta biblioteca de la Uni de Vermont.



De regreso, la profesoressa compra velas (en rebaja) para su altar y yo encuentro libretas verdaderamente baratas, compro unas cuantas y con una de ellas decido empezar un "Cuaderno-objeto/Objektesheft".


8.25.2010

Temor / Fear


Quiero cerrar mis ojos unos momentos, de hecho, escribo esto con los ojos cerrados, créanlo, bueno, a veces lo abro para ver si mis manos no han cambiado de posición en el teclado y no estoy escribiendo puras incoherencias. ¡Qué necesarios son los ojos!
Hamburguesas de salmón (secas estaban) y ensalada de pepino, jitomate y chile. Fue buena comida; sin embargo ¡buruburu! No sé por qué, esas tripas se portaron mal hoy.
Tengo mi 10 travels pass del autobús, ya veré si necesito el de $42.00 por mes, todo dependerá de los viajes que haga.
Lectura ligera y feliz y ya casi por terminar mi libro de Celeste Olalquiaga estoy, oh, lo terrible fue que tuve miedo, tanto miedo de no saber todo lo necesario para hacer y luego no hacer por no saber todo lo necesario y es que es verdad, soy pésima teórica, que el demonio, ¿por qué no tuve una carrera más práctica, una en donde sí utilizara más mis extremidades?
Mis temores todos, los pasados, los personales, los profesionales, los presentes, los futuros, vinieron hoy. Tal vez por eso a mis tripas no les fue tan bien.
Ya abrí los ojos.




8.24.2010

Cocinar, leer, estructurar, pensar


A saber lo que al final saldrá. Entre más leo, más pierdo mi objetivo. Por eso cierro el libro con desdén, pero luego me da pena y sigo leyendo. A mitad de lectura, hago un esqueleto; no parece bueno ni malo, sino regular. ¡Pero este tema sí me gusta! ¿Por qué salió esta exclamación? De pronto recordé el rechazo a mi tema por parte de dos íntimos –no ya menos que el otro– amigos míos, cómo sentí vergüenza por mi tema y dudé en seguir adelante; además también recordé, en ese momento, el cómo llegó eso del kitsch a mi vida personal, historia que no tiene cabida en esta entrada.
Mi esqueleto es como un semi-índice. Tal vez así he de abordar ese tema y el otro tema.



Comida hice, enfrijoladas, aunque estos frijoles no tenían mucho sabor y les puse todos los condimentos posibles. Gusto de cocinar, es terapéutico, me pone contenta. Cocino con música; esta vez fueron Los Planetas de Holst y el disquito de 2 Raumwohnung que tengo en Turutututú (mi ipod).


El patio está lleno de bichos, dirán ustedes que en el gabachow se usan un montón de pesticidas en el jardín. No sé si sea eso verdad, pero, por lo menos en este jardín, no hay pesticidas y sí un montón de animalillos. ¿Qué creen que llegó para ser fotografiado?


¿¡Un sapo!?

8.23.2010

Traumkitsch


Leo, leo, me gusta este libro. Pierdo la concentración, vuelta a la página, vuelta otra vez y la concentración regresa.
Salté cuerda, jugué con el perro infernal (a darle de balonazos), hice algo de verduras con avena. Avena para todos, nos gusta y cuida nuestra flora intestinal. El intestino bien, por cierto y "los asuntos de chicas" han llegado...
No caminata, mejor lectura. Sol en la tarde y piernas asolear, so pretexto de lectura (¿o al revés?).
Dispersa otra vez... miro el reloj, miro el horizonte, el sol se oculta y yo también tras la puerta de la casa, en el pasillo, que me conduce a la sala de la tv. Dirán que soy ociosa, pero no, juro que no vi ningún programa en español.
De menos, el oído educar. ¡Qué difícil de pronto es entender a Tim Roth!



Más que el gusto, la necesidad de preservar el momento para siempre. El polvo, al caer sobre los objetos, hace querer redescubrirlos en su esplendor.



8.22.2010

El día chipi-Lluvia

Aquí la casa donde vivo

Día de trabajo, día de lluvia. No sol para asolearme las piernas, así que tuve que quedarme dentro apuntando datos de libros. Leyendo un poco más. El perro demoníaco me sigue y le hago algo de caso; no me gusta que se ponga a gruñir y reñir de la nada. Veo por la ventana y todo sigue no gris, no blanco, lluvioso-chipichipi-lluvioso, mas engañoso: la lluvia sí moja.
Salgo con la profesoressa de compras necesarias: comida. Mango aus Mexiko a más de 6 dólares por 8 piezas. Pepinos, piña, plátanos, avena, jitomate, vegetales, 'hacecaldos'. Mis necesarios, que pienso que son necesarios, para estos días.
Viajamos una carretera corta para ver un poco más allá de Burlington, pero llovía mucho, no tanto, pero lo suficiente para no poder hacer buenas fotos.
Ya en casa, y después de atascarme de pizza, salí a tomar fotos de lluvia, que mojó bastante mi ligero suéter y después entré feliz y pensé en la entrada del día de hoy.


Aquí el bosque umbrío, su entrada y el final de la calle.

One week


One week in this town.
Una pequeña caminata por la North Ave. Entrada por el bosque umbrío y salida a unos condominios donde viven muchos africanos. Avenida grande, autos varios, casas. Nada muy notable y sí. Finalmente veo un minisuper para comprar chucherías.
De regreso me decido a hacerlo: Un supuesto italian ice de supuesto sabor watermelon; sin embargo no me quejo, el dependiente fue amable (yo y mis tres palabras en inglés) y la transacción, exitosa.
Llego a casa y tengo verdadera hambre. El refri me ofrece opciones no satisfactorias (debo ir pronto a comprar vegetales, para que se me antoje comer). Tortilla española.
Lectura.
Una película y afuera lluvia.

Cada vez que veo este bosque, irremediablemente recuerdo muchos capítulos de los X-Files. ¿No es emocionante?


8.20.2010

Timbres, stamps, Sóstenes.


Sí, lo siento, estaba en el Gabachow y tenía que algunos Sóstenes comprar, de menos uno para la cuerda saltar, porque los que traigo no sirven de mucho para esa actividad. (Iba a poner algo más explícito, pero luego recuerdo que podría tener otro tipo de lectores y sería mejor mantener un poco de pudor, por lo menos el primer mes).
Que rebajas, que vamos y fui. Una gran tienda, todo normal y pocas ganas de parte mía de despilfarrar (creo que ya he despilfarrado lo suficiente), (no es cierto, sí he comprado cosas que me hacían falta). Busco Sóstenes y no encuentro, veo un pantalón que podría quedarme (nunca se sabe cuánto pueden chocarme los tres pantalones que traje, bueno, cuatro) y subo a los Sóstenes, después de que la profesoressa me informa que están arriba.
¡Sóstenes! ¡Asch! Recuerdo a Eliza de Mambrú cuando los veo (no piensen mal) porque todos tienen de esas horribles copas pre-hechas de esponjita que tanto odiamos.
QUERIDOS DISEÑADORES DE ROPA INTERIOR: NOSOTRAS, LAS MUJERES DE TALLAS GRANDES NO QUEREMOS SER MÁS ACOSADAS SEXUALMENTE POR LAS CALLES DE MÉXICO, D. F. Y TODO POR SUS ESPONJITAS.
QUERIDOS DISEÑADORES DE ROPA INTERIOR. ¿QUIÉNES SE CREEN USTEDES PARA PREDETERMINAR LA FORMA DE MIS SENOS? NO QUIERO QUE SE VEAN COMO UN PAR DE MELONES, ME GUSTA SU FORMA NATURAL.
Busco y sí encuentro Sóstenes de telita y hasta de algodón. Compro los necesarios, pago.
Camino de regreso, pregunto por los Bus, bajo corriendo del auto y pido el mapita-guía de bus gratis. ¡Gratis! Después, Oficina Postal. ¡Timbres, stamps! 79 cents. Haré que valga la pena el gastillo extra.
Dirán que no hago más que eso, pues no. Eco terminó y empecé a Celeste Olalquiaga.- El reino artificial. Sobre la experiencia kitsch. Miren que los dos capítulos que llevo van muy bien. Libro que salió muy caro, pero que ahora veo, valió la pena.


¿Quién quiere que le mande una postal? Ya tengo de menos dos prometidas, así que me sobran ocho timbres postales.


8.19.2010

Un día, una laguna.


Despierto. Hago el gran esfuerzo de hacerlo. Me digo: "Si no te vas a levantar temprano, de menos estírate para prende el radio y oír un poco de inglés" No lo logro, pero a una hora, mi intestino es el que se estira y me obliga a levantarme (¡gracias tripas!). Ya. Estoy en pie, camino, me muevo.
Me cambio; tomo mi hermosa cuerda de saltar y salgo al soleado patio. ¿Cuántos saltos he de dar? Unos poquitos al pleno rayo del sol. Luego ¡que hay elíptica! Vamos a probarla; no es tan difícil como yo pensaba, unos cinco minutitos. Ahhhhh. Sigo con algún otro ejercicio y digo ya.
El baño hoy sí se hará. Tallo, tallo, enjuago, enjuago.
Una buena noticia: En la tarde habrá laguna.
Desayuno bueno. El jamón de acá sí sabe a lo que debería. Lectura, lectura y más lectura. (No tanta, me aburro un poco, pero ¡qué bien me asoleo las piernas!)
Platico un poco con mi profesoressa sobre qué hacer, las lecturas, el tema, el lenguaje. Estamos de acuerdo en cómo he de empezar: haciendo algo.


La caminata, la laguna, el perro del infierno, la zona peatonal.
Huele a pescado cocido. Hay sonidos, corredores, hay botes, pasto. En la zona peatonal hay todo tipo de tiendas felices. ¡Hay Body Shop! Ups, no traje perfume... ¿Adivinan qué hice?
Gente cantando en la calle y verano presente.
El atardecer.




(Apagué el radio de la zona para oír una schreckliche canción del bicentenario-su-calzón, ¡ay qué feo!!) Mejor pongo la foto mía del atardecer.



8.18.2010

Reconozco


Reconozco, hoy tuve propósito y fracasé. Nada. Quise levantarme temprano y hacer algo diferente y fracasé.
Despierto, es muy tarde, me avergüenzo de mi y quedo en cama un poco más. ¿Qué hacer por lo que resta del día?
Leer, porque antes de dormir, también leí y entonces leí.
Decido moverme, desayunar algo, cualquier cosa. No hambre, no ganas, no nada. Entonces mejor sigo con la vida, con el día como pinta. Busco algo que hacer en la red. Busco escritores pueltiriqueños. Busco mis vicios.
Me quedo en pláticas amenas y un tanto picantes. Después vendrá lo que vendrá.
Y yo, infeliz de mi, paso el día así.
Cocino finalmente es estos lares: mis amados vegetales. ¡Pero qué súpercocidos están los ejotes enlatados! Empiezo justo ahora a hacer una lista mental de lo que debería comprar para el consumo. ¡Vegetales, aunque sea congelados, pero no enlatados! #necesarios como lo pondría en el twitter.


Ya en la noche, más resignada y menos culpable por hacer este tipo de día, salgo al patio – en donde está a 21ºC, según el yahoo– y miro al cielo: Ese cielo que no conozco ni reconozco; las estrellas esas que miro no las había visto nunca así. ¿Y la luna? La luna muy grande vigilante.




8.16.2010

Lo indispensable y la asoleada


Vamos al Costco, vamos a otro súper. El champú, la crema de peinar, el acondicionador, la crema, ¡las toallas sanitarias!, los jabones; esas cosas que se pueden adquirir en todas partes y todo a granel para que dure y el bolsillo sea feliz. No desodorante porque es pasmosamente caro ($12 US Dollar por uno). Temo que he de deodorizarme con limón.
La tarjeta de larga distancia de la 3 centavos el minuto para la Ciudad de México. Bien.
Una rápida ida a la Universidad de Vermont (tan vacía, porque aún no empieza el semestre) y el anhelo de calentarme (el aire acondicionado está en todas partes).


Al regresar a casa, deseo que el sol me de en el cuerpo, me cambio de ropajes y salgo al patio trasero a leer a Eco y tomar el sol en mis decoloradas piernas. Tanto sol, tanto sol, de ese blanco y semiquemante, de ése que hace sudar a uno a gusto. ¡Juego con un balón de soccer! Y después leo un poco más. Estoy de acuerdo con el señor Eco, tan lindo y tierno él.

El barrio.


El barrio acá es solitario y no, silencioso y no, arbolado, sí. Tan arbolado como es posible. A un lado mío hay un bosque y al otro un cementerio y al otro, el final de una calle.
Me platicaba la dueña de la casa, Yolanda, que esta propiedad es vieja, ¿cuántas historias guarda? De pronto recordé mis noches insomnes, en las cuales veía las "Historias de Ultratumba" del Discovery, de casas viejas gringas en donde se aparecían fantasmas por cualquier razón.


Acá, al parecer, todo está armónico, porque la casa se siente feliz, a pesar de su decoración llena de lámparas y muñecos.
El Tex-Mex en Vermont, debiera llamarse esto.
Los cuervos del cementerio me hacen recordar un viejo chiste de un par de hermanas a las que no frecuento más; sin embargo río. Los árboles son mecidos por el viento y susurran: "hojassssss-hojassssssss" Y, al parecer, el otoño ya va cayendo, así como las hojas multicolores.



Y también hay libélulas rojas y gente cotidiana, con sus niños corriendo y ellos, haciendo como que hacen algo. Y me pregunto, al caminar por la limpia acera, ¿qué será de los pastos cuando la nieve les cae? Pronto lo averiguaré.