Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

8.16.2010

Lo indispensable y la asoleada


Vamos al Costco, vamos a otro súper. El champú, la crema de peinar, el acondicionador, la crema, ¡las toallas sanitarias!, los jabones; esas cosas que se pueden adquirir en todas partes y todo a granel para que dure y el bolsillo sea feliz. No desodorante porque es pasmosamente caro ($12 US Dollar por uno). Temo que he de deodorizarme con limón.
La tarjeta de larga distancia de la 3 centavos el minuto para la Ciudad de México. Bien.
Una rápida ida a la Universidad de Vermont (tan vacía, porque aún no empieza el semestre) y el anhelo de calentarme (el aire acondicionado está en todas partes).


Al regresar a casa, deseo que el sol me de en el cuerpo, me cambio de ropajes y salgo al patio trasero a leer a Eco y tomar el sol en mis decoloradas piernas. Tanto sol, tanto sol, de ese blanco y semiquemante, de ése que hace sudar a uno a gusto. ¡Juego con un balón de soccer! Y después leo un poco más. Estoy de acuerdo con el señor Eco, tan lindo y tierno él.

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