Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

8.16.2010

El barrio.


El barrio acá es solitario y no, silencioso y no, arbolado, sí. Tan arbolado como es posible. A un lado mío hay un bosque y al otro un cementerio y al otro, el final de una calle.
Me platicaba la dueña de la casa, Yolanda, que esta propiedad es vieja, ¿cuántas historias guarda? De pronto recordé mis noches insomnes, en las cuales veía las "Historias de Ultratumba" del Discovery, de casas viejas gringas en donde se aparecían fantasmas por cualquier razón.


Acá, al parecer, todo está armónico, porque la casa se siente feliz, a pesar de su decoración llena de lámparas y muñecos.
El Tex-Mex en Vermont, debiera llamarse esto.
Los cuervos del cementerio me hacen recordar un viejo chiste de un par de hermanas a las que no frecuento más; sin embargo río. Los árboles son mecidos por el viento y susurran: "hojassssss-hojassssssss" Y, al parecer, el otoño ya va cayendo, así como las hojas multicolores.



Y también hay libélulas rojas y gente cotidiana, con sus niños corriendo y ellos, haciendo como que hacen algo. Y me pregunto, al caminar por la limpia acera, ¿qué será de los pastos cuando la nieve les cae? Pronto lo averiguaré.




1 comentario:

Lecter dijo...

Buenas fotos, buena reseña existencial