Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

3.09.2011

ny2


Despierto. Todos duermen. Una noche rara tuve, el chino de la litera de arriba cada vez que se movía, me despertaba. Veo la hora en mi reloj; debo levantarme, quiero levantarme.
Voy al baño. Todos afuera duermen.La mañana está fría y tranquila. Camino por Central Park para encontrar algo de desayunar y para llegar temprano al museo de arte de NY.Un bagel con mantequilla y café. Me siento a ver el parque.


Algunos corredores, otros paseantes. Mi desayuno sabe a algo que debe quitarme el hambre por muchas horas. Camino y miro cómo sí, las tomas de la televisión no mienten y sí, así es esta ciudad.


Llego al Museo, hay gente y niños en grupos que amenazan con hacerme la visita de cuadritos, lo cual no fue así.

Compro mi boleto y paso. Decido empezar por Grecia y sigo y sigo, sin rumbo sigo, hasta encontrarme en la planta alta del lado sur. Muchas obras, pinturas, esculturas de muchos siglos, milenios.


Estoy agotada, realmente agotada. Debo seguir utilizando mis piernas, por mi bien, para llegar al otro lado de Central Park y buscar algo que comer. Han pasado siete horas.

Camino a través de Central Park, sigo a los que parecen neoyorkinos, pues se ve que tienen un camino trasado en sus mentes, no como la enorme familia con pies de paseantes que tomaron otro camino. Llego rápidamente al lado oeste del parque y camino hasta Amsterdam, donde Gisela me dijo que había varios lugares para comer.

Encuentro un lugar chino y me meto; ya no tengo mente para decidir.

Como y sigo adelante, donde encuentro un lugar para helados y, como helado está afuera, decido tomar uno en lo calientito del local. Llega una familia e interrumpe mi descanso; termino mi helado y camino con paso firme y cansado hacia el sur, para llegar a mi hostal y reposar un poco.


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