Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

3.17.2011

17-23


Me despierto. Sé que hoy es la cena. Duermo un poco más. Finalmente me levanto. Deborah, como siempre y como nunca.



Deja la mesa puesta para la noche.



Desayuno. Busco música y empiezo a cocinar.
Serán: Enchiladas verdes, rojas y de mole y pastel de tamal con frijoles refritos.
Melón con mandarinas para postre y capirotada. (La que ya había hecho)


Hago las salsas, pico los vegetales, monto el pastel. Hago todo sin parar hasta que llega la hora de cambiarme por ropa más decente.
Llega Malou, me platica que su novio africano terminó con ella. Llega Deborah, me ayuda con los preparativos para la cena. Me da instrucciones, le doy instrucciones. Es una party-maniac, como se describiría a sí misma. Abre una botella de vino, sirve a los que están ya allí: Malou, yo, Florence y su amiga Kate. Platican. Caliento las salsas y alistamos todo bellamente en platos. (Para que se vea bello, dice Deborah).
Llega Amy y su esposo Krishna. No aparece David. Termino hablándole por el celular de Malou. Pensaba que era a las siete. Llega en diez minutos. Todos platican entre la sala y el comedor.
Deborah y yo en la cocina, platicando de cómo en nuestras respectivas fiestas nuestros invitados están contentos y no nos necesitan y nosotras podemos estar en la cocina. Propone un brindis. Ella dice cosas muy bonitas de mí—lagrimita Remi—que se enamoró (encariñó) de mí; todos dicen algo. Extraño es hacer un brindis, más extraño en inglés. David dice que tiene en mí una amiga para toda la vida. Florence dice que ha sido bueno vivir conmigo. Amy dice que siente que haya pasado yo por cosas desafortunadas, pero que en los malos momentos uno conoce a los verdaderos amigos.
Pasamos a la cocina. De Deborah fue la idea de que yo diera instrucciones y cada quien se armara las enchiladas como le placiera. Agradecemos a los granjeros y a la gente que llevó la comida a nuestra mesa y comemos.



Platicas varias, sobre la India, sobre trámites migratorios. Dejo que ellos hablen; tardo en articular palabras y estoy cansada (además de hambrienta).
Deborah tiene la idea de, en viejas postales suyas, pongamos nuestras direcciones para mandárnoslas.



Amy se va. La correteo por el camino para darle su collar.
Quedamos otros tantos en la mesa, platicando.
Llega la hora de irse. Me despido de David y de Malou.
Florence ayuda con los platos. Guardamos todo.

Le doy las más tiernas gracias a Deborah y salimos de la cocina.
Me ducho y aquí ando.

1 comentario:

Von lecter dijo...

Hoy estoy de egoísta y diré algo que me aguante todo el tiempo que estuviste allá: te necesito aquí.