Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

12.03.2010

No que no encontré


Despierto. ¡Tremendo calambre en ambas pantorrillas! Casi grito, pero prefiero no hacerlo, para no asustar a la professoressa. Aún hay tiempo para dormir más, así que, pasado el dolor, lo hago.
Despierto. Ya me levanto, pero primero tuiteo cualquier cosa (ahora que la red a vuelto a Turutututú). Me pongo en pie visto, desayuno con hambre. La professoressa me dice que me puede llevar a la Uni y que si puedo sacar al perro del infierno.
Afuera hace frío, no tanto siento, pues traigo mis botas, las más altas. Vuelvo de con el perro del infierno y salimos a la Uni.
Allí camino un poco por el campus y luego entro al salón de clase. Los compañeros hablan de con quién se meterán el siguiente semestre; yo no tengo ni idea de si me meteré otro semestre, todo depende de mis tiempos y sus horarios.
Tomo clase y salgo, esta vez no con premura, pues he decidido darme una vuelta por el centro, a ver qué hallo. Hace tanto frío que no se ve animado. Entro a la librería Borders, encuentro algo, pero lo suelto al ver el reloj y la fila para pagar y la posibilidad de quedarme sin autobús hasta dentro de media hora.
Tomo mi autobús. Camino a casa caen mini pedacititos de nieve.


La comida hago. Pescado y verduras con arroz. Queda sabroso.



Bajo a hacer la labor existencial, pero hay poca concentración. Me esfuerzo por leer y avanzo algo. Escucho música proporcionada por alguien del tuiter y me ayuda a tomar ritmo.
Llega la hora de la ducha. Bajo. Pijama. Estoy aquí.

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