Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

11.09.2010

¿Y don Élmer?


Despierto. Debo levantarme hoy e ir a la Uni, lo logro. Voy con la professoressa en el auto. Miro cómo el clima ha cambiado ya, cómo los árboles están pelones. Agradezco que hoy no haya aguanieve y que pueda no usar el calzón térmico, porque me hace bulto.



Llego a la Uni con ella.



Hoy he decidido



sacar fotos.


Llego a la biblioteca. Leo a Élmer. Voy a clase, algo tarde, pero no importa, rara vez empieza a tiempo. Entro. Esta vez me desilusiono. ¿Por qué tuve que leer tanto boricua, tanto, uno bueno, uno enredado y otra novela terriblemente cursi y no vamos a leer más a Élmer Mendoza? ¿Porque la droga es mala? No digo nada. Salgo. Camino hacia la biblioteca y lo olvido todo. Tengo que leer mis cosas de todos modos. El libro de Lidia Santos es bueno, me da resúmenes de otros libros y muchos tips para analizar mi novela. Leo detenidamente y hago mis notitas al margen, para asegurarme que ese libro nunca sea de nadie más.
Termina mi sesión de lectura. Me vuelvo a la casa con la professoressa. Termino de armar el pozole, mientras ella va por rábanos y la crema agria. En tanto el pozole queda listo, sigo leyedo. La professoressa llega, el pozole listo, comemos; ella con máxima velocidad, yo me tomo mi tiempo: es pozole, está caliente, está rico y el chile que usé le dio muy buen sabor.
Termina la comida. La red me ayuda para encontrar algo sobre el neobarroco; sin embargo duermo con la voz de Severo Sarduy.
Despierto. Mi labor existencial aguarda y la hago. Llega la hora de la Tv. Miro una película llamada The vicious kind. Me ducho, visto y estoy aquí.

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