Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

11.04.2010

Banalidad.


Abro los ojos, los cierro. Cuando los abro son ya las 8 am, debo apresurarme porque me prometí salir hoy, no tanto a tener clase, sino a leer en la biblioteca algunas más horas de las que he leído toda esta semana. Salgo a tiempo con la professoressa. Los paisajes tan bellos de la mañana, espejos de río y árboles ya casi sin hojas. Jamás tomo fotos de este trayecto; tal vez sea muy de turista hacerlo.
Llego a la Universidad. La professoressa me pide que lleve un video a entregar a la biblioteca; accedo, de todos modos, hacia allá voy. Hoy no hace tanto frío, son 7º (¿ó 4ºC). Camino por the green. Hoy no hay soy y sí la posibilidad de lluvia.
Entrego el video y me quedo en la planta baja para leer. Me siento en esos sillones que tantos disfrutan, abro mi libro y leo o siento que mis ojos repasan las letras. En algún momento de la hora, empiezo a comprender lo que la autora me dice.
La hora de la clase da y salgo con flojera hacia el Waterman. Afuera llueve, chispea. Me alegro de haber usado hoy las botas que me regaló mi tiíta y haberme puesto la chamarra de la herencia. Llego a clase. Vemos un documental sobre la frontera de Argentina, Brasil y Paraguay. Termina el documental y la clase. Regreso a la biblioteca a seguir leyendo. Leo, me acomodo, leo, no entiendo, regreso, mis ojos repasan las letras, leo. Termina el tiempo y regreso con la professoressa; hoy iremos a comprar mis botas de nieve.
Me lleva primero a una tienda (no la prometida) y luego vamos a la tienda prometida.
Botas compro.


También me he hecho ya del chamarrón, los guantes y la banda protectora de orejas.


Luego vamos al Wall mart.
Descubro que Wall mart es otro que no el que conozco en México; tiene ropa, chucherías, estambre, cosas de reparación, chucherías y grandes refrigeradores de comida congelada. Veo cómo la gente en verdad disfruta esta tienda, por su cantidad de chucherías, aceites de auto, cereales, ropa barata. Como si nunca antes hubiera entrado yo a esa tienda, pero aquí es distinto; debe ser el ambiente; debe ser que las cajeras no son jóvenes, ni siquiera maduras: hay una cajera de la tercera edad que se tarda eternidades en pasar los productos, guardarlos en la bolsa y... ya no alcancé a ver cómo cobraba.
Compro ropa interior térmica y vamos a otra tienda, la tienda del horror: la tienda de la navidad perpétua, "The christmas tree algo". Sin querer compro algo, porque en realidad sí lo necesito: una lámpara de escritorio para no quedarme ciega al hacer tareas por las noches, además de que me han dicho que oscurecerá a las 4 pm en invierno.


La travesía de tiendas termina.
Llegamos a casa, comemos caldo. Me encierro para leer un poco más. Mis ojos repasan las letras, duermo quince minutos y sueño que leo, despierto, leo, comprendo un poco, busco la música que ponen de ejemplo. Llega la hora de la tv.
Me ducho.
Estoy aquí.

1 comentario:

Von Lecter dijo...

Yo quiero ir allé, para ver como a las 4 ya no hay sol...y quiero mi pan de caja.