Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

1.06.2011

Reyes


Me despierto. La cama me escupe, la cobija eléctrica se ha desconectado. Quisiera dormir más, pero no puedo. Me levanto. Desayuno mi avenita.
La masa de las roscas está crecida. La divido, amaso, preparo, formo y reposo.
Espero una hora para decorarlas y meterlas al horno. Escucho el radio. Me maravilla la tecnología, el internet en Turutututú y Turutututú en una grabadora y todo se oye cual si la transmisión radial llegara acá.
Meto las roscas al horno y con el huevo sobrante me hago un omelette de espinaca.
Las roscas están listas. Las saco y pongo un paño mojado sobre ellas, como me enseñó Gisela, para que se enfríen pronto y la costra no se haga dura dura y sigan suaves.



La labor existencial hago. Leo Kulka son cierta fluidez. Mi gato me habla y cuenta de las óperas que escucha. Mi hambre crece y me preparo un arroz con frijoles muy extraño. Como.


Sigo con mi labor existencial, mientras mi Gato me sigue hablando sobre la Zarina, hasta la hora de parar. Quedo satisfecha con mi trabajo.
Pruebo la rosca, lloro de emoción por su buen sabor.



Miro tv.
Me ducho.
Estoy aquí, a punto de arrullar a mi Gato.

1 comentario:

Cosette dijo...

Qué rica se ve la rosca, enhorabuena.