Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

1.19.2011

Las calles


Despierto. Escucho de Deborah corretea por la cocina. Se va antes de lo habitual. Anoche he escuchado que iba a hacer chilli para treinta personas. Sale.
Voy al baño, desayuno, limpio un poco. Florenz sale de su cuarto y me saluda.
Me siento quince minutos a mirar televisión.
Hago por la labor intelectual. Me conecto y mi Gato me platica; también mi primo Arturo. Me sorprendo cuando pone su webcam y me enseña las manchas que le está dejando la varicela, ¡y me platica!
La hora llega y salgo a hacer el mandado para ver a David y hacerle rica cena mexicana o guiso que yo sepa hacer–que es lo mismo.
Camino por Church St.


Entro a los chocolates. Están algunos en descuento. Compro chocolate en polvo y unas barras, pues toda la semana solamente he pensado en chocolate; seguramente es el frío.



Voy al City Market para comprar los ingredientes de la cena. Tengo pensado hacer el guiso de mi madre, de plátanos machos y almendras, pero al entrar veo tomate verde y cambio de opinión. Hago mis compras y salgo con premura hacia la casa de David.
Llego, él ya está en casa. Comienzo a preparar todo y platicamos de nuestras vidas.
Cena agradable, charla y un Ipad. Juego con el Ipad, que es como jugar con Turutututú, sólo que en más grande.
Tiempo de regresar al hogar. Camino por las calles vacías; hace frío, pero es bastante soportable.



Me acuerdo de la luna.


Llego a casa; Deborah mira su teleserie. Me meto a la ducha, salgo, estoy aquí.

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