Evitame Porfavor en el Viaje.

Donde lo predecible puede fallar y yo, espantada, escapar no puedo.

1.21.2011

Post Ofice


Despierto. Caliento mi avena. Me visto. Salgo. Deborah me pregunta para dónde voy, le digo a la Oficina de Correos. Camino. Afuera no está tan helado. Camino feliz la rara caminata de mañana. Cambio mi dirección postal y regreso a casa. Al dar el primer paso dentro de casa, Debora me dice que si le ayudo a palear, me deberá un ride hacia donde yo quiera. Paleo lo más que puedo.
Se acerca a mí un hombre, va chiflando. Me dice que si necesito ayuda, le digo que gracias, pero que estoy bien. Me pregunta por mi nombre; se lo digo y él me dice el suyo, el cual no recuerdo, o si acaso algo tengo en mente de dicho nombre, es que es como un /wa.../. Paleo más. Llega Deborah y terminamos de palear. Solamente fue la salida del carro. Hay bloques grandes de hielo que hay que remover con la mano.
Deborah se va. Me quedo sola en casa. Decido hacer galletas, esta vez de naranja, mientras escucho mi placer culposo.



Termino y entro al cuarto a hacer la labor existencial. Hago notas, escucho radio. Llega la hora de mi comida, aún tengo guisado que David me puso para llevar y como, mientras miro televisión.


Sigo con la labor existencial, tomo notas, platico con la gente, me entero de algunas cosas y reflexiono. Me aburro, miro un poco más de televisión.
Me ducho.
Llega Debora y también Florenz. Platicamos de los hombres barbados que hay y que nos gustan.
Entro al cuarto.
Platico con madre de las cosas que mandará.
Estoy aquí.

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